Un día como hoy, 22/11/1963, fallece Aldous Huxley, autor de “Un Mundo Feliz” (1932), su obra puede considerarse un anticipo y advertencia sobre los peligros, e inminencia, de los desastrosos experimentos utópicos del siglo XX (Nazismo, comunismo, etc.). Es una novela de ficción en la que se describe cómo el intento de construir el sueño de un paraíso terrenal (utopía) termina en una pesadilla (distopía). Quién lee esta obra no puede dejar de pensar que es, para nosotros, un motivo de alivio que la mayoría de las utopías sólo hayan existido en la mente de sus creadores.
Después de la Utopía de Moro (1516) muchos escritores siguieron su ejemplo de utilizar sus utopías como medio para criticar los males de la sociedad. Esta costumbre se generalizó en el siglo XIX, cuando la búsqueda de
utopías fue alimentada por el gran avance
de la ciencia, considerada la llave del progreso. Tuvieron especial influencia la teoría de la evolución de Darwin, cuyo mensaje de la selección natural fue pervertido al convertírselo en “darwinismo
social”, una propuesta de mejora
humana en base a las lecciones de la «supervivencia de los más aptos» pero
aplicada a las razas y sociedades. Asimismo, los descubrimientos de Mendel se
pervirtieron en eugenesia, que prometía una forma activa de mejorar y purificar
la raza humana, incluyendo medidas como la esterilización obligatoria. La
teoría de Marx sobre el fin del capitalismo y advenimiento inevitable del
socialismo, la desaparición de las desigualdades sociales, etc. Con cada invento
aparecieron nuevos mundos felices. Después la psicología y medicina llevaron a la creencia de que hasta el
carácter humano estaba al alcance de una transformación utópica, todo esto
allanó el camino para varios de los horrores del siglo xx.
Consolidada la
creencia de que era posible concretar en la tierra las promesas del paraíso (el
reino celestial) se realizaron intentos
inmensamente ambiciosos y equivocados para reformar la sociedad, aplicando
la ciencia y la ingeniería social con ciertos
parámetros ideológicos totalitarios populistas, que solo pudieron exhibir la capacidad del ser
humano para transformar los sueños utópicos en pesadillas. Ocurrió en la Alemania nazi donde se concretaron las
espantosas consecuencias de la eugenesia y la política racial; la utopía
comunista de Marx y Engels que se concretó en la colectivización agrícola y los
gulags de la Rusia de Stalin; la Revolución cultural de Mao y su Gran Salto
Adelante que impusieron por la fuerza la esterilización y una censura implacable.
Estos experimentos sociales causaron la muerte de no menos de 100 millones de
personas. “Un mundo feliz” de Huxley anticipa y advierte sobre los peligros de los
experimentos utópicos, es uno de los grandes clásicos distópicos del siglo XX
(junto a “1984” de H. G. Wells).
No hay comentarios:
Publicar un comentario